– A decir verdad, no puedo entender el porqué te gusto.
– ¿Por qué no? – le respondió él, bastante alterado. – ¿Qué es eso tan malo que ves en ti misma?
– No es que vea algo malo en sí; si no que mas bien, al poner mis características en conjunto, el resultado me parece algo completamente incongruente, defectuoso. Honestamente, ni siquiera deberías ser mi amigo. – Tomó un largo suspiro, desviando la mirada a sus pies que se balanceaban nerviosamente. – Soy una persona neurótica, nostálgica, oscura y de facciones nada equilibradas.
>> En cambio, mírala a ella. – Prosiguió, mirando con discreción a la chica tierna de ojos grandes que reía honestamente junto a su numeroso grupo de amigos. – Deberías estar enamorado de ella. No puedo imaginarme alguien mejor para ti. Ella es luz y cosas buenas; sería capaz de darte el amor mas hondo, de entregarte el corazón y dedicarte canciones de amor y frases de sus libros preferidos. Ella podría hacerte reír, o incluso llorar; pero eso sí, terminaría siempre su día dedicándote un «buenas noches» acompañado de muchos «te amo» y despedidas a medias, porque no querrá jamás dejarte ir.
En cambio, ¿Qué podría ofrecerte yo? Días de confusión y sentimientos embotellados, noches de pasiones desenfrenadas y vacías. Lujuria, deseo, mas no amor del que tu anhelas. No te confundas, no es que no quiera intentarlo. Nada me haría más feliz que volver a sentir algo en lugar de un vacío, de escribir poesía de nuevo y despertar cada mañana con la impaciencia de quien ama a raudales. Es solo que el amor, de tanto uso y rehuso se me ha desgastado. Te explico; se me ha roto al limite de lo irreparable, como el manco o el cojo que tienen que aceptar que las extremidades simplemente no vuelven a crecer, que cuando se pierden no hay nada que hacer. Y aunque fuera capaz de sentirlo de nuevo, igual me temo que no tengo mucho que ofrecer. Ser una persona triste con retazos de alegre no basta para compensar todo lo que tu me pudieras dar. Me aterra pensar que, mas que caminar a tu lado, podría llegar al punto de terminar hundiéndote en el barco en el que he zarpado, y nada odiaría mas que dañarte a ti, espero y lo entiendas. Así que si me guardas aunque sea la mas leve pizca de cariño, escucharas lo que te digo e iras con aquella hermosa chica a darle una oportunidad. La miraras a los ojos, le darás algo de tiempo y finalmente de mi te vas a olvidar. Grábate esto, por favor: Te prometo que ella sabrá darte lo que yo no puedo dar.

Carta al turista de inocencias. (Por una joven vulgar y cruda)

Nota: Este escrito es algo así como una clase de experimento. Decidí dejar de lado mis letras poéticas para escribir algo que llevo desde dentro, para sacar mi lado vulgar y honesto para comprobar si, efectivamente, logra ser liberador. Los resultados son asombrosos: maldecir en verdad ayuda. Esto no es sólo para mi gran ex amor, si no también para todos los novios que he tenido y todos los que vendrán antes de que encuentre a alguien adecuado. La opinión de las mujeres heridas plasmada como en realidad es: tosca y descarnada. Sigue leyendo

Saudade

 

 ¿Y qué fue de él?

¿De aquel con la sonrisa tranquila

Pero con la mirada encendida?

 

¿A dónde se marchó?

¿El que me con ternura me abrazaba de día

Y en la noche con pasión me dormía?

 

¿Qué le sucedió?

¿Al que con palabras me hipnotizaba

Y con su leve roce me reavivaba?

 

¿Y qué pasaría si lo viera, de nuevo en la calle

Como en los viejos tiempos de antes?

 

Le podría decir mil cosas pero aquel hombre,

Al cual yo ame y adore,

Me mira ahora desde muy dentro de mí ser,

Porque el otro es sólo una sombra de lo que fue.

 

Saudade, nostalgia y melancolía, es en lo único en lo que pensare,

Cuando me lo encuentre por el pavimento  otra vez,

Porque no importe cuan bello me pueda parecer,

El no es ya ni la mitad de aquel hombre que por primera vez me hizo arder.

El ave se enamoro de su jaula.

Tu, la jaula que me atrapa.

Yo, el ave que vuela feliz en ella.

Ave tonta que, aun si le abrieran la puerta y le mostraran la salida, no emprendería el vuelo en busca de su libertad.

Pero, ¿Que iría yo a encontrar en este vasto mundo de esplendida belleza, que no haya encontrado ya en ti?

Estaré loca, muchos me podrán decir, pero yo pienso que nunca había dicho nada tan sensato. Y es que aquel individuo que dijo que la libertad significaba volar lejos estaba muy equivocado. Yo, al menos, descubrí que no hay mejor forma de ser libre, que amando.

Y es que tú me amas…

Y es que tú me amas. Amas a esta persona conformada por miles y miles de defectos. A esta persona desastrosa que soy la mayoría del tiempo. A esta chica que no está ni un poco cerca de una comparación digna con las mujeres tan maravillosas que caminan por ahí. A este libro incomprensible que sigues tratando de descifrar. A este corazón cálido, y a la coraza dura y fría que lo envuelve. A este cuerpo imperfecto, a esta alma dañada. A esta niña envuelta en una neblina de sueños que la ocultan de la realidad. A esta mente que nunca se calla. A estos ojos que miran con reflejos de ilusiones hacia la nada. A estos miedos, a estas esperanzas. A estas ganas de tanto y a la vez de nada. A este cuento de misterio. A esta amante apasionada. A este rompecabezas incompleto. A este ángel con las alas cortadas. A esta chica invisible. A este fuego incontrolable. A mí, amado mío, a mi.

Y, si te preguntas porque esto me pone tan extasiada, te diré que es porque no me amas a pesar de mi, sino justamente por el hecho de mi. 

¿Me pierdes, te pierdo o nos perdemos?

Siento que te estoy perdiendo, pero luego recuerdo que del amor no existen dueños. Que no me perteneces, que no te pertenezco. Solo somos dos almas que nadan juntas en la misma dirección,  pero sin ataduras que nos puedan hundir o nos impidan seguir. 

Pero, entonces, si no te estoy perdiendo, ¿Como le llamo a este sentimiento que no deja mi pecho? Parece que te alejas, pero sigues aquí junto a mi. Parece que tu amor perdió intensidad, pero no dejas de repetirme lo mucho que me amas.

¿ Seré yo, en verdad, la que se esta alejando, a la que estas perdiendo?

Y tú te vas

Y tú te vas, y yo me quedo,
Derritiéndome en las horas,
Hundiéndome en los sueños,
Anhelando tenerte de vuelta,
Pero amándote de lejos

Y tú te vas, y aquí me dejas,
Ahogándome en mi soledad,
Cerrando mis puertas,
Para que nadie mas que tu, amor,
Mi corazón enloquezca.